Era uno de los momentos más esperados de la recepción oficial que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha ofrecido este martes a la selección española femenina en el Palacio de la Moncloa. La expedición de la Roja ha llegado al recinto con el presidente de la Federación, Luis Rubiales, al frente.

El dirigente, en el ojo del huracán por la polémica desatada tras su beso a Jenni Hermoso en la final del domingo, ha intercambiado un gélido saludo con Pedro Sánchez cuando le ha llegado el turno. Con el rostro extremadamente serio, Rubiales ha estrechado la mano de Sánchez, cuyo saludo no ha ido más allá, mientras que con el resto de miembros de la expedición ha transmitido más afecto.

Tras el saludo, Rubiales se ha integrado en el grupo de jugadoras y cuerpo técnico, ocupando un puesto secundario, en un lateral y en una fila intermedia, en la escalinata de acceso al palacio, donde Ivana Andrés, como capitana, y Pedro Sánchez después, han pronunciado sus respectivos discursos.

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El presidente ha sido obsequiado con una camiseta firmada por todas las jugadoras y ha posado con todo el grupo, momento en el que Rubiales ha pasado a la primera línea, sin abandonar nunca el gesto serio y sin participar en el corrillo que Pedro Sánchez ha compartido con algunas jugadoras. Un último y protocolario apretón de manos con Rubiales y una breve conversación, en tono muy cordial, con Jorge Vilda, ha puesto fin a la recepción.