- Cambio de planes
- Sánchez busca apoyos
- El perfil internacional
- Cumbre en Madrid
- Los retos de la OTAN
La OTAN busca nuevo secretario general. El noruego Jens Stoltenberg iba a dejar el cargo en otoño de este año, pero la falta de consenso para elegir a un sustituto llevó a que el Consejo del Atlántico Norte anunciara a principios de julio la decisión de extender un año más su mandato.
Stoltenberg iba a marcharse el 1 de octubre de 2023. Ya le habían prorrogado varias veces su mandato, como en 2022 cuando se produjo la invasión de Rusia en Ucrania y se optó por aplazar el relevo del secretario general de la OTAN, la máxima autoridad política de la Alianza, en un momento tan delicado.
Hace unos meses, el secretario general de la OTAN declaró que no buscaba una nueva prórroga. Pero finalmente no hubo un acuerdo entre los socios de la alianza para elegir a un sustituto que tomara las riendas el próximo 1 de octubre.
Ahora, pese a la prórroga hasta otoño de 2024, fuentes diplomáticas explican que Stoltenberg ha comunicado a sus colegas que desea dejar el cargo, incluso a ser posible en otoño, y volverse a Noruega. Pero, si hace falta, agotará el año que le han prorrogado.
En las quinielas para suceder al actual jefe de la OTAN llevan meses sonando diferentes nombres, aunque ninguno de ellos ha puesto encima de la mesa una candidatura en firme, para evitar quemarse.
La opción de Pedro Sánchez sonó con mucha fuerza en algunos despachos del Cuartel General en Bruselas, pero hasta ahora, el presidente del Gobierno, públicamente, siempre ha negado esas informaciones. Siempre había dicho que estaba centrado en agotar la legislatura en España, que terminaba a finales de este año 2023.
Cambio de planes
Sin embargo, el adelanto electoral cambió los planes de Sánchez. Antes de las elecciones generales del 23 de julio, consideró que, si perdía las elecciones de forma clara, y no lograba revalidar la Presidencia del Gobierno, quedaría “disponible” mucho antes de final de año para optar a puestos internacionales.
En principio, la OTAN tenía pensado elegir al sucesor o sucesora de Stoltenberg en la cumbre que celebró el pasado 11 y 12 de julio, en Vilna, en Lituania, pero la falta de un consenso claro provocó un aplazamiento y la decisión de mantener por ahora al actual secretario general.
Eso abrió las puertas a una candidatura de Sánchez para dirigir la Alianza, según revelan a Confidencial Digital desde el equipo más próximo al presidente.
Las consultas entre capitales se han sucedido en las últimas semanas, pero al no producirse avances significativos, se optó en la cumbre en Lituania por posponer la decisión, puesto que Jens Stoltenberg tiene mandato hasta otoño y puede prolongarlo un año.
Este escenario beneficia al candidato Pedro Sánchez, porque, una vez celebradas las elecciones, y tras la constitución de las nuevas Cortes y las consultas del rey para la investidura, a finales de agosto estará claro si continúa o no al frente del Gobierno de España.
Sánchez busca apoyos
Estados Unidos ha marcado siempre el ritmo de la Alianza Atlántica, dado que es el país que más dinero aporta y el que más medios militares ofrece. Por tanto, cualquier posible candidato tiene que contar, irremediablemente, con el aval de Washington. Y cada vez hay más voces que reclaman que, por primera vez en la historia, la OTAN sea dirigida por una mujer.
En el equipo de Pedro Sánchez cuentan que el presidente del Gobierno sabe que los altos mandos de la OTAN han comenzado a analizar las cualidades que consideran debe reunir el nuevo jefe. Y el líder del PSOE aprovechó la cumbre de la Alianza Atlántica en Vilna para sondear sus posibilidades de cara a una eventual candidatura, según confirman a ECD fuentes bien posicionadas en el Cuartel General en Bruselas.
El perfil internacional
En el entorno de Sánchez destacan que el presidente se maneja bien en el ámbito internacional. Lo ha demostrado -dicen- estos años de continuos viajes y cumbres con líderes de todo el mundo. Su dominio del inglés y el francés ha sido fundamental, algo que supone un gran paso respecto a los anteriores presidentes del Gobierno español, ya que ninguno hablaba el idioma y por ello se veían muy limitados en ciertas negociaciones.
En Bruselas, el líder del PSOE ha sido uno de los mandatarios más activos, sobre todo para la creación del Fondo de Recuperación tras la pandemia, y para lograr la excepción ibérica y poner un tope al precio del gas.
También resaltan que juega a favor de Sánchez el hecho de que la Alianza busca un candidato de algún país del sur (España, Portugal, Grecia, Italia…), después de que el cargo lo hayan ocupado políticos nórdicos en los últimos años. Stoltenberg es noruego y su antecesor, Anders Fogh Rasmussen, danés. Antes hubo un holandés y un británico, y ya el secretario general anterior fue un español, Javier Solana, entre 1995 y 1999.
La tradición de alternancia geográfica marca que ahora sea el sur el que lidere la organización.
Cumbre en Madrid
Las fuentes consultadas destacan que el gran escaparate que forjó el perfil de Pedro Sánchez fue la decisiva cumbre de la OTAN en Madrid, en junio del año pasado, en plena invasión de Ucrania. Durante cuatro días, el presidente fue anfitrión de una treintena de jefes de estado y de gobierno, que debían tomar importantes decisiones para el futuro de la Alianza.
Todas las delegaciones, incluida la estadounidense que lideraba Joe Biden, coincidieron en que la cumbre fue un éxito.
En Moncloa defienden que la candidatura de Sánchez vendría avalada por el peso de haber sido primer ministro de su país. Se trata de una norma que no está escrita en ningún tratado, pero que se respeta mucho en cada elección, sobre todo en los últimos años.
Un cargo tan importante, de tanto peso político, debe recaer en un ex primer ministro. Ya no es suficiente con haber sido ministro, como fueron el holandés Jaap de Hoop Scheffer (2004-2009), ministro de Asuntos Exteriores, y el británico George Robertson (1999-2003), secretario de Defensa en Reino Unido, así como el propio Solana, que había sido ministro de Asuntos Exteriores con Felipe González.
En los últimos 14 años, el cargo lo han ostentado Stoltenberg y Rasmussen, que habían sido jefes de gobierno en Noruega y en Dinamarca, respectivamente.
Los retos de la OTAN
Fuentes diplomáticas explican a Confidencial Digital que el gran reto que tendrá el próximo secretario general es hacer frente a una década mucho más peligrosa, puesto que la Alianza Atlántica vive la mayor amenaza para su seguridad desde la Segunda Guerra Mundial.
Los aliados deben mantener su apoyo a Ucrania, como lleva meses visibilizando Sánchez con su respaldo a Volodímir Zelenski, reforzar militarmente sus fronteras, y no bajar el tono de firme rechazo a las políticas de Vladimir Putin.
El papel del secretario general es clave. Tiene que ser capaz de mediar entre capitales, saber escuchar a todos, y conseguir aunar sensibilidades de países con tradiciones tan distintas como Estados Unidos, Turquía o Montenegro… La unidad de los países aliados es la base de la organización, y el secretario general es la bisagra que debe asegurarla.