Lis Franco fue, allá por 1983, una de las cuatro jugadoras de fútbol del Karbo, que luego se convertiría en el Deportivo, que disputó el primer partido de la historia de la selección española en A Guarda ante Portugal.
¿Cómo ha vivido el triunfo?
Estoy emocionada y eso que para esto del fútbol femenino me emociono poco, porque creo que cada pasito puede venir sucedido de un varapalo, pero esta vez creo que sí. Ha sido más que un partido de fútbol. Aunque no se hubiera ganado, el éxito está ahí por haber llegado. Los grandes logros vienen unidos a las grandes victorias. Es la victoria de una sociedad, de la lucha de todo lo que tiene que ver con las mujeres y los hombres y la forma de entender la vida de una manera. El fútbol femenino habla dentro y fuera del campo.
¿Encontró su propio espacio?
Siempre abogo por un fútbol femenino que debe evolucionar, que tiene que darse tiempo para evolucionar, como el masculino, que no es el mismo de los 70 o de la época de Pelé, Cruyff ni de Maradona. El fútbol femenino habla mucho fuera de los terrenos de juego y ahí seguro que la victoria es muy contundente.
¿Imaginaba ver plazas llenas?
La gente se ha sumado. Me encanta el aficionado del fútbol femenino. Es un aficionado virgen, en el sentido de que va a ver un espectáculo. El fútbol masculino, que me encanta, está un poco revenido. Están buscando el summum del summum, la velocidad máxima, la estrategia máxima. Hay gente a la que todavía, gustándonos el fútbol de chicos, nos gusta el deporte que no está tan avanzado, tan dictaminado, tan tecnificado, el que es el deporte en esencia, que no está tan teatralizado y es todo más puro. Y la afición es lo más puro, me encanta ver el tipo de afición que hay. No hay señores con puro, que los podría haber y seguro que en un futuro los habrá, pero no es ese el aficionado. Es la familia, las niñas, la gente joven…
¿Es el triunfo de la fuerza de un vestuario con todo lo que ha pasado ahí dentro?
Hay una generación buenísima y, aún faltando gente determinante, se pudo lograr el éxito. Es porque, lejos del planteamiento de los partidos y en los que este cuerpo sí ha estado bastante acertado, tiene un grupo amplio y con muchas posibilidades. Es gente muy polivalente. Todo el mundo fue con buena voluntad y se logró un buen ambiente, porque las concentraciones son largas y pueden ser un horror. Es lo mejor para dar lo mejor de ti y encontrarte cómodo. Me quedo con la polivalencia de las jugadoras que le da unas posibilidades tremendas al entrenador. Vilda tenía a su disposición lo que todo entrenador puede soñar.
Han pasado cuatro décadas y una vida desde aquel partido…
El día del partido ante Suecia se cumplían los 40 años de aquel encuentro. En aquel momento éramos un grupo de mujeres que queríamos hacer un deporte para el que, según la gente, no estábamos hechas ni teníamos sitio ni lugar ni respeto. No sé si es antes el huevo o la gallina. No sé si es el fútbol femenino el que ha ido por delante o es la sociedad. Creo que es la sociedad la que ha ido por delante. Ha surgido esto y la sociedad ha apoyado. Quiero ver a niños y a niñas jugando al fútbol y con las camisetas de las jugadoras y con victorias de este tipo…