Llegó a la final del Masters 1000 de Cincinnati sufriendo, teniendo que tirar de épica en más ocasiones de las esperadas. El nº1 mundial, Carlos Alcaraz, tuvo que sudar de lo lindo en octavos, cuartos y semifinales, incluso llegando a tener el agua al cuello en varias ocasiones. Estaba lejos de su mejor nivel. Había mostrado raza, resistencia y ganó partidos en los que parecía encallado. Logró así alcanzar la final y ahí le esperaba Novak Djokovic. Parecía tenerlo todo en contra ante un Novak que venía pisando fuerte. Pero la igualdad que se vio en la final del Masters 1.000 de Cincinnati fue digna de uno de los mejores partidos de la década.

Para guardarlo y pasarse una tarde entera aplaudiendo. Carlos estuvo a la altura de las circunstancias para regalarle al planeta tenis junto a su rival el mejor encuentro que se puede ver en estos momentos. 

El español parecía otro. Una bestia física, mental y con su calidad de siempre. Pero delante suyo estaba un Novak igual de campeón, con esos mismos elementos, que esta vez se hizo grande por su enorme gen competitivo. Lo devolvió todo en los momentos clave. No se rindió. Nunca. Tampoco Alcaraz. El partido fue una lucha de resistencia titánica entre dos bestias de la competición. Solo podía ganar uno, por desgracia. Y tras más de 3 horas y 49 minutos, se impuso Novak por 7-5, 6-7 (7), 6-7 (4) después de un partido espectacular, eléctrico, vibrante, lleno de giros de guion, una batalla constante de las que se recordarán durante años, de las que crean afición. Ganó Djokovic, pero sobre todo, el que ganó fue el tenis. 

Djokovic se acabó llevando una increíble victoria en un partido épico y dramático en el que parecía tenerlo todo perdido en los primeros compases. El de Belgrado sufrió un golpe de calor en el primer set, daba sensación de estar totalmente hundido, fuera y sin opciones. K.O. Pero resurgió a mitad del segundo set, remontó y se impuso con de forma espectacular. Una más de un serbio que no deja de sorprender. «Ha sido uno de los partidos más duros de mi carrera», aseguró Djokovic. Alcaraz no podía aguantar las lágrimas tras tanta tensión. El espectáculo que ofrecieron fue sublime. Y ojo: como repitan en el US Open en unos días, a 5 sets, la final puede ser aún más histórica. 


Novak Djokovic ganó a Alcaraz en una final memorable en Cincinnati

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Buen comienzo

En igualdad de condiciones, por lo visto esta semana, Djokovic parecía favorito, a mejor nivel, con las cosas más claras. Pero Carlos demostró al empezar el choque que era el de las mejores tardes. El partido podía ser una batalla tremenda. Djokovic puso una marcha más con un rápido ‘break’ con 2-2 en el marcador. Se colocaba 2-3 arriba y con su consistencia en el saque encarrilaba el primer set con un 2-4. Pero ahí, restando bajo el sol, empezó a dejar síntomas de que algo no iba bien. Llegó la rotura a favor de Alcaraz, con un puntazo ante el que Djokovic no podía hacer más que aplaudir, un increíble revés paralelo que envió a la línea de su oponente. Alcaraz igualaba el encuentro y le daba la vuelta al partido aprovechando que tenía tres bolas de break en el posterior servicio de Djokovic.

Golpe de calor

Fue ahí cuando Novak frenó el ritmo del encuentro. Parecía en otro lugar. Fuera del partido. Se encontraba mal. Tardaba más en sacar. Y luego pidió que le trajeran creatina para recuperarse. Algo no iba bien. Estaba sufriendo un golpe de calor. Alcaraz se llevaba el primer set jugando casi solo. Y el malestar de Djokovic se confirmó en el inicio del segundo set.

El calor de Cincinnati parecía aliarse ante un Alcaraz que a sus 20 años es un portento físico que, acostumbrado a las temperaturas de Murcia, exhibía un gran nivel ante un número 2 que, a sus 36 años, parecía hundido. Con 2-1, cometió tres dobles faltas seguidas, lo que dejaba claro que no estaba bien. Estaba sufriendo. Se sentaba de nuevo y pedía la asistencia del médico. Tenía que continuar, pero no podía con su alma. Siguió en pista como pudo ante un Alcaraz que no cedía pero que tampoco podía rematar a su rival por su gran gestión del tiempo.

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Carlos Alcaraz, en la final de Cincinnati ante Djokovic

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No es la primera vez que Djokovic frena el ritmo de un choque cuando va por detrás en el marcador. Ocurrió de nuevo. Parecía totalmente fuera. Necesitaba tiempo para que su cuerpo respondiera a la creatina, el agua y la tensión del momento. Y aunque parezca imposible, cuando estaba casi K.O., Djokovic se recuperó. Alcaraz no pudo rematarle y Djokovic empezaba a dar muestras de estar de vuelta. Empezaba a carburar. Podía ser demasiado tarde, no para Novak, perro viejo, que sea como fuere, recuperaba su fuerza y nivel para volver a meterse en el partido.

Djokovic resurge y fuerza el tercer set

Por la expresión de su rostro, rojo aún del calor, Novak no parecía ser él. Pero su tenis sí. Cuando parecía todo perdido, el ganador de 23 Grand Slams confirmó su vuelta. Alcaraz sumó un nuevo aprendizaje: no confiar en su oponente, aunque esté en la lona. Y demostró gran temple y capacidad de no salirse del partido. Cuando Djokovic puso de nuevo la sexta marcha, Alcaraz respondió y estuvo a la altura. Así se llegó a un ‘tie-break’ que podía ser definitivo. Si ganaba Alcaraz, se llevaba la final. Si ganaba Djokovic, forzaba el tercer set.

El ‘tie-break’ fue de infarto. Se pasó de un ‘mini break’ inicial de Djokovic, a una recuperación de Alcaraz. Llegó entonces un punto de partido del español, que salvó Novak con una tremenda garra. Y justo después, dos puntos de set. El segundo llegó 7-8 tras 2 horas y 8 minutos de encuentro. El público quería más. «Nole, Nole», gritaban para darle más fuerzas. Y el siguiente punto fue agónico. La tensión se podía cortar con un cuchillo. Los derechazos dieron pie a un intercambio de golpes liftados. Uno de los dos debía atacar en este largo punto. Lo hizo Alcaraz, pero se encontró con la red. Djokovic cerró el segundo set y alargaba el partido a un tercer set definitivo. La batalla final.

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Djokovic

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Batalla final

El tercer set iba a ser una batalla sin cuartel entre dos auténticas bestias del tenis. Memorable. Ya sin problemas físicos, el deporte aplaudía la llegada de un cara a cara de tal magnitud. El tenis que se vio fue increíble, con juegos de hasta 10 minutos y más cambios de guion inesperados. 

Djokovic apretaba con 2-2 en el marcador poniendo en dificultades el servicio de Carlos, pero el español resistió para el 3-2. Novak se sentaba en el descanso cubriendo su cara con una toalla mojada, como si aún tuviera síntomas de ese malestar anterior. Pero en su tenis, ni rastro de ello. Apretaba al máximo, pero su peor dolencia este domingo era Alcaraz. Carlos se lo recordó con un ‘passing’ espectacular de revés que le dejaba a un punto de la bola de ‘break’. Pero Djokovic respondía con su segundo saque directo. La lucha era preciosa. Entre los dos más grandes del momento y nadie cedía su saque pese a la enorme insistencia de su oponente. 

Con 3-3, Alcaraz salvó cuatro bolas de rotura ante un Novak que parecía una pared y que lo devolvía absolutamente todo. No pudo salvar la quinta y Djokovic le daba la vuelta al partido con el 4-3. Lo intentó todo Alcaraz, salvando dos bolas de partido sacando con 3-5. Y con 4-5, Alcaraz rozó esa remontada y pasó de ahí, a salvar hasta 4 bolas de partido en un juego agónico, hasta recuperar el ‘break’ en un punto inhumano en el que Alcaraz devolvió una bola imposible desde el fondo de la pista. 5-5. Increíble. Alcaraz había hecho lo más difícil, pero tuvo que seguir remando en otro juego de 10 minutos de duración con múltiples puntos de ‘break’ que no aprovechó Novak ante un Carlos que parecía inmortal. En total, Carlos salvó 12 de las 13 bolas de ‘break’ de su rival en el tercer set. Una resistencia épica. Se confirmaba el 6-5 para Alcaraz y Djokovic forzó el ‘tie-break’.

El partido se decidía en un ‘tie-break’ en el que se impuso Djokovic. Ahí, hubo un punto que lo explicó todo: un larguísimo intercambio en el que ambos tenistas devolvían la pelota casi sin fuerza, de un lado a otro, hasta que uno de los dos falló. Estaban exhaustos. El desenlace estaba siendo igual de vibrante, pero finalmente, la mayor eficacia del serbio en su servicio acabó decantando la balanza. Ganó Djokovic al dominar ese ‘tie-break’ por 4-7. Pero sobre todo, ganó el tenis. ¡Qué barbaridad de partido!. 

Djokovic llega así al US Open pegado a Carlos Alcaraz en el Ranking ATP. Más razón para alimentar las ganas de revancha del murciano, aún Número 1 mundial, que querrá responder en Nueva York.