Hasta los Juegos de Atenas 2004, el que escribe se tomaba con incredulidad las pruebas combinadas, sin entender muy bien lo que suponía cada marca. Allí, un atleta español especialista en decatlón explicaba en cuántos puntos se traducía cada lanzamiento, cada salto, cada marca. Y así es como las combinadas pueden cautivar tanto o más que cualquier prueba.
Las nuevas tecnologías y la capacidad de seguir las pruebas en tiempo real ha vivido este domingo un decisivo paso adelante en la última prueba del heptatlón, unos 800 metros en los que se ha decidido el título con la favorita estadounidense Anna Hall (tercera) y con la laureada británica Katarina Johnson-Thompson (líder) como rivales sin olvidar que la neerlandesa Anouk Vetter era segunda.
En un enorme acierto de World Athletics y de la organización de los Mundiales de Budapest, el marcador reflejó en todo momento cómo afectaban las marcas que iba realizando cada atleta en el 800 a la general y, descabalgada Vetter casi de inicio, la batalla entre las dos atletas de habla inglesa fue de las que hacen época.
Bronce el año pasado en Eugene en su gran debut internacional al aire libre, Hall se presentaba con un alucinante registro personal de 2:02.97 conseguido además este año por los también notables 2:07.26 de la británica, que ya había sido oro hace cuatro años en Doha. Pues bien, la estadounidense tiró quizá en exceso y al paso por meta con 58.59 ya había superado a su gran rival en el videomarcador.
Lejos de bajar los brazos, Johnson-Thompson volvió a demostrar que es una competidora extraordinaria y se fue acercando y en la contrarrecta su nombre volvió a situarse por delante en las pantallas en medio de un ambiente propio de una final de 100 metros o de la de 1.500. ¡Qué manera de engrandecer las combinadas!
Al final, Hall venció con 2:04.09 y tan solo aventajó en segundo y medio a Johnson-Thompson (23 puntos), quien se colgó su segundo oro universal con 6.740 puntos por los 6.720 de la norteamericana. Vetter fue bronce con 6.501.