La zona norte del complejo deportivo de Las Mestas, escenario de tardes y tardes de hípica de primer nivel, pretende dar un salto de calidad. El Patronato Deportivo Municipal quiere sacar más jugo al velódromo, unas instalaciones que considera «infrautilizadas» a través de un importante proyecto que busca financiación europea para conseguir una mejora y optimización de las instalaciones en materia de accesibilidad, digitalización e iluminación. Se trata de una intervención cuyo presupuesto asciende a 900.000 euros, de los cuales 600.000 procederían de los fondos europeos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Y el resto, a través de los recursos del propio Patronato.

Es el reto más ambicioso que afronta esta parte del complejo desde que en 2005 se construyese la nueva grada, la más cercana a la senda de Peñafrancia, por 1,5 millones. El proyecto se basa en tres ejes principales. El primero, el de la iluminación, abre una ventana de posibilidades en cuanto a usos. La falta de luz artificial impide que el velódromo pueda ser utilizado de noche. Una circunstancia que priva de manera importante su utilización a los deportistas, sobre todo durante los meses de invierno. Allí, por ejemplo, entrenan los Gijón Mariners de rugby, velocistas, patinadores, ciclistas… Para ello, el proyecto propone instalar luminarias led que alumbren el espacio deportivo. Esto también permitiría albergar competiciones a la noche o incluso prolongar el tiempo de algunos torneos. Es el caso del Hípico, que cada año suele terminar su jornada hacia las 20.30 horas debido a que empieza a escasear la luz al anochecer.

Otro de los ejes presentados a Europa es la mejora en materia de accesibilidad, algo necesario para un equipamiento que, sobre todo en las gradas más antiguas, se ha quedado obsoleto en este aspecto. Además de renovar los aseos, el proyecto prevé realizar intervenciones para permitir el acceso a personas con movilidad reducida tanto a los propios baños como a los palcos más longevos. Para esto último, se realizará un estudio para determinar si la estructura permite la instalación de ascensores laterales. De esta forma, se daría respuesta a la petición de los usuarios más mayores de estas zonas elevadas, cuyos accesos a pie y escalones se encuentran lejos de las que se proyectan en el siglo XXI. La puesta al día en todos estos aspectos podría incluso trascender más allá de las actividades meramente deportivas. De poder ejecutarse el proyecto, la zona norte del complejo podría volver a acoger grandes eventos, como ya hizo en su día. En la memoria de muchos gijoneses están los conciertos de David Bowie, Shakira o «REM». Hay que tener en cuenta que el velódromo tiene capacidad de albergar a 15.000 personas, incluyendo las dos tribunas con 3.000 localidades con asiento.

La tercera pata del mismo, la que afronta la digitalización, está principalmente enfocada en el Hípico. La idea es instalar un nuevo sistema que mande mensajes a los teléfonos móviles de los asistentes, como por ejemplo un aviso de cuándo se abre o termina el tiempo para realizar una apuesta. Se trata de dispositivos de bajo consumo que, a través de la tecnología «Bluetooth», pueden enviar cierta información a los teléfonos móviles que se encuentren cerca del mismo. Su rango de distancia de actuación oscila entre los 10 y 40 metros, por lo que cualquier teléfono móvil o tablet que se acerque recibe la información que dicha baliza tiene programado enviar. Por tanto, lo recibirían únicamente aquellas personas presentes en el complejo.

El proyecto ha sido presentado dentro del plan de fomento del deporte lanzado por el Estado, encargado de distribuir los fondos europeos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. La última gran actuación en el complejo de Las Mestas fue precisamente en la otra parte del equipamiento, la zona sur, concretamente una profunda remodelación de la pista de atletismo en 2015. Una importante obra cuyo coste rondó el millón y medio de euros. Precisamente, la grada de la pista estrenó un ascensor para facilitar el acceso a las personas con movilidad reducida en 2018.