Seis de seis. Un Valencia bajo mínimos, con dos fichajes tan solo a falta de menos de dos semanas para el cierre de mercado, cuando el equipo se ha ido quedando durante el verano sin varias piezas clave del curso pasado, se encuentra con un pleno de victorias, y tras dos grandísimos partidos.

Dos triunfos cimentados, especialmente, en la solidez en ambas áreas. En la contraria, sabiendo aprovechar las ocasiones, y en propia, manteniendo el esférico lejos de los dominios de Mamardashvili. Dos partidos, y un gol encajado. No es un dato cualquiera para un equipo que el año pasado, con los mismos nombres en defensa, adolecía de una fragilidad pasmosa. Una permeabilidad que se corrigió en cierta medida con Rubén Baraja, y que este año, tras una pretemporada al completo para el técnico vallisoletano, ha dejado a las claras las intenciones para esta temporada. Cerrar la portería. Pero no como se vio en ciertos tramos de la campaña pasada en los que el Valencia se aculaba hasta defender casi colgado de la portería de Mamardashvili, fruto también de la necesidad y la angustia del equipo de puntuar como fuese. En estos dos partidos que llevamos de campeonato de liga se ha visto a un equipo que quiere defender más lejos del área, presionar más alto y tratar de alejar el peligro en salida de balón con un juego más directo, y no complicarse la vida en la construcción. Ya se pudo escuchar al propio Baraja en la pausa de hidratación del partido ante Las Palmas, con el equipo ya en ventaja, en el que las líneas generales eran las de jugar por los costados con la velocidad de los jugadores de banda, y de tratar de no cometer errores infantiles en la construcción de la jugada.

Con todo ello, ante Las Palmas el viernes en Mestalla se vio un equipo al que no le importaba saltar a la presión en zonas más avanzadas del campo canario pero que, por encima de todo, dejó la portería a cero. Y no solo eso, sino que concedió muy pocas ocasiones de gol en contra. Tan solo dos en todo el partido, de las cuales solo una se convirtió en un disparo entre los tres palos, que fue atajado por el guardameta valencianista. Y es que como bloque los pupilos del Pipo están actuando con disciplina y minimizando errores, aunque no exentos de ellos.

Ante el Sevilla en la primera jornada tan solo se concedieron tres tiros entre palos de los hispalenses, de los cuales es cierto que uno se convirtió en el tanto del empate local. Pero eso no empañó el gran trabajo defensivo de la expedición blanquinegra en el Sánchez Pizjuán, que supo aguantar con estoicismo los arreones sevillistas.