¿Cómo es la vida sin la presión de tener que dirigir un hospital comarcal?
Muy tranquila. El nivel de presión ha bajado muchísimo, me siento relajada, disfruto del verano, voy a nadar, a andar y puedo pasar todo el tiempo que quiera con mi familia. Después de haber trabajado desde los 23 años de médico y estos últimos 11 como gerente del Hospital de Manacor, pienso que es un descanso más que merecido y que agradezco mucho.
¿Cuál considera que es el estado de la sanidad pública?
Bastante bueno, aunque dista de ser perfecto. Siguen habiendo problemas, o mejor dicho retos pendientes. Uno de los más importantes es la falta de personal que existe hoy en día, pero no sólo en Manacor. Es un problema que está afectando a hospitales y centros médicos de todas partes. Además, la pandemia dio la vuelta todo, especialmente a las listas de espera; listas que cuando al fin creíamos que se habrían estabilizado, han vuelto a incrementar. Pese a estos problemas que todavía nos afectan, la sanidad pública es lo mejor que tenemos. Hay trabajo que hacer y cambiar las estrategias, pero indudablemente debe conservarse y mejorar todo lo posible.
¿Pasará consulta privada o enfocará su vocación por otro lado?
Me he jubilado. Mi etapa de médico y gerente ya ha terminado. Es verdad que médico lo seré toda la vida aunque no ejerza, pero ahora quiero centrarme en aficiones, mi familia y apoyar a AIPC, el partido en el que creo firmemente, para poder mejorar Porto Cristo.
¿En qué le apetece dedicar el tiempo que no tenía hasta ahora?
Tengo muchas ganas de seguir tocando el piano. De pequeña estudié pero tuve que dejarlo cuando me marché a Barcelona a estudiar. Tampoco es que quiera terminar los estudios de piano, pero sí quiero volver a tocar. También quiero dedicar mi tiempo a la historia, a leer, viajar, algo que no he podido realizar prácticamente estos últimos 10 años e intentar terminar mi máster en Egiptología.
¿Cuáles son los retos hospitalarios que deja pendientes?
Conseguir contratar a todos los profesionales que necesita y merece el hospital. Que no haya habido más personal no ha sido un problema económico del Hospital de Manacor, sino un problema que sufrimos todos. También quiero que se visibilice más el centro, ya que hablando de comarcales, mucha gente que no es de aquí prefiere ir al de Inca por proximidad, porque no se hacen una idea del buen trabajo que se lleva a cabo en el de Manacor.
¿Tiene la sensación de que los años han pasado demasiado rápido?
No debemos llorar porque hayan pasado, debemos recordar todo lo bueno que nos han traído, y sobre todo aprender de lo que ha ido mal. Todo son etapas y de esta que termina estoy más que contenta. Ahora toca estar con la familia y gozar de la vida sin la presión constante del trabajo. Tampoco es que estar pendiente fuera algo malo, porque era mi trabajo y lo disfrutaba mucho, pero en fiestas o días libres debía tener el móvil junto a mi en todo momento por si había algún problema. Recuerdo que el día de Navidad del 2020 durante la comida recibí una llamada de trabajo y hasta una hora más tarde no volví a la mesa. Claro que no me arrepiento, pero me siento un poco más liberada ahora.
¿De qué está más satisfecha?
El reto más presente y de lo que estoy más orgullosa es la obra que se está haciendo: se está ampliando un 70% de lo que era el hospital antes, y pasamos de aproximadamente 25.000 metros cuadrados a 40.000. También de haber podido ayudar a la gente tanto cuando era médico como gerente; y sobre todo que el plan director de ampliación y reforma del hospital sea una realidad.
¿Un punto negro?
La ansiedad, angustia e incertidumbre durante la pandemia. Reitero que la falta de personal es algo que ahora que me voy del hospital todavía me deja con mal sabor de boca, porque todavía falta gente y las listas de espera no están bien controladas. Creo que puedo decir que hemos hecho todo y más para que funcione. Sin embargo, no todo es malo ya que desde octubre de 2012, que es cuando empecé de gerente, hasta este año, hemos pasado de 950 a 1.300 trabajadores.
¿Hemos aprendido algo de la pandemia como pacientes?
No, hemos salido más quemados y más egoístas. La pandemia ha hecho aflorar a la gente buena pero también a una minoría que se deja llevar por estos sentimientos más negativos como el miedo o el egoísmo. Todo el mundo sufrió mucho, pero parece que ahora que ha terminado hemos vuelto a nuestra visión individual, y después de una situación de esa magnitud no creo que debiera ser así.
Recomiende un libro para este verano…
Últimamente he leído la Trilogía del Baztán de Dolores Redondo, y siguiendo con la egiptología, El Sueño de Los Faraones, de Nacho Ares. Todos magníficos.
La vida en Porto Cristo es…
Simplemente maravillosa, y más en verano. Nací aquí, tal y como mi padre y mi abuelo, así que amo mucho Porto Cristo. Es un verdadero placer poder disfrutar de esta nueva etapa que empieza con la tranquilidad que aquí encuentro.