Aragón es la cuarta de las 17 regiones españolas donde el partido de extrema derecha ha tomado el poder a través de acuerdos de coalición, después de que Vox entrara en los gobiernos autonómicos de Extremadura y Valencia en junio de este año, precedido por una coalición similar PP-Vox en Castilla y León en 2022.
El Partido Popular (PP) había salido victorioso en Aragón, pero no logró la mayoría absoluta en las elecciones municipales y autonómicas de mayo, lo que obligó a asociarse para evitar la convocatoria de nuevas elecciones.
La presidencia de Aragón la ostentará el PP Jorge Azcón, mientras que Vox se encargará de los departamentos de agricultura y desarrollo territorial, así como de justicia.
Azcón no estuvo presente en la firma de la coalición el viernes, lo que llevó a la portavoz del PSOE, Pilar Alegría, a criticar al Partido Popular por «querer pactar con Vox, pero no dar la cara».
En cambio, los portavoces de PP y Vox, Ana Alós y Alejandro Nolasco, se enfrentaron a las cámaras cuando los dos partidos acordaron gobernar conjuntamente la región de 1,3 millones de habitantes.
El pacto se produce después de que los políticos de PP y Vox en la región acordaran 80 puntos relacionados con todo, desde salud y educación hasta medio ambiente y empleo, siendo los cambios más controvertidos previstos la anulación de las leyes de Memoria Democrática y Trans impulsadas por el PSOE, la introducción de una vetos de los padres en las escuelas y la promoción de una nueva sanidad público-privada.
«Este Gobierno va a ser un dique de contención en defensa de la igualdad de todos los españoles y todos los aragoneses», dijo a los periodistas el PP Alós.
Los resultados de las elecciones locales impulsaron la convocatoria anticipada de elecciones a nivel nacional, celebradas el mes pasado, en las que el partido del primer ministro socialista, Pedro Sánchez, obtuvo muchos más votos de los que predijeron las encuestas, pero aún no alcanzó la mayoría.
El PP tomó la delantera con 137 escaños, también por debajo de la mayoría, dejando a los socialistas una ventana para formar gobierno con suficientes alianzas.
Sin embargo, el PP ha logrado asociarse con Vox para tomar el poder en varias ciudades del país, lo que ha suscitado críticas de la izquierda, en particular por la renuncia del partido de extrema derecha al concepto de violencia de género.